JAVIER BERMÚDEZ – EL TALLER ABANDONADO

El abuelo. Archivo de Pablo Müller

Blog de Javier Bermúdez Valencia

Las fotografías las encontró Pablo Müller una tarde de agosto de 2002 en una caja de negativos viejos que un trabajador de Gruber en Burceña le proporcionó. Hacia mucho calor y el trabajador le dijo a Pablo Müller que cuando entró con quince años a trabajar de aprendiz su primer maestro fue el Maño: «aquí todos nos conocíamos por el mote» y que era un honor regalarle aquellas fotografías y negativos.

 

En una esquina de la fábrica vieja hay un taller abandonado

— ahora se almacenan los modelos —

con luz teñida del color del polvo de agosto

es la esquina del ajustador, donde el Maño calibra

las piezas de la máquina con el ajuste de los días.

A real y medio la sardina y media,

¿a cuánto son docena y media de sardinas?

 

En una esquina de la fábrica vieja hay un taller abandonado

con luz teñida del color del recuerdo del obrero

polvo de metal, huellas en las máquinas de hombres

ya muertos, conversaciones suspendidas en la luz

teñida de polvo de olvido

palabras depositadas en estanterías a la espera

de un oído de paso:

Cincuenta Horas Semanales.

Cuarenta Y Ocho.

Cuarenta Y Cinco.

Sábado inglés

Severo, ponte junto a la máquina nueva

que vamos a hacer una foto

¿Para qué?

para el archivo del Alemán

 

 

Hoy nadie para en el Taller, la esquina del Maño

entro despacio, no quiero molestar al vacío,

olvido que me acompañan, dejo mi mirada en el color

del polvo, paso mis dedos por los bordes de las mesas,

por los mangos de las herramientas,

persigo el ruido al bruñir los metales,

el sonido de las correas, los golpes de la fundición,

las palabras que se dijeron hace cincuenta años,

cuarenta años:

Se casa mi hijo.

Se casa mi hijo.

Se casa mi hija.

Ha nacido mi nieto, toma un puro.

Gracias, Maño.

El silencio no me engaña

se que están ahí escondidas con las esquirlas viejas

no han salido,

a cambio

han permitido que manche mis dedos

buscando fotografías en el archivo del Alemán.

 

El abuelo posa con la máquina recien construida. Archivo de Pablo Müller

 

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