El Amor mueve el mundo. Hovik Keuchkerian Burgui

Vivo en una duermevela.
¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de correr,
de romper con todo,
de huir,
de hacerse un ovillo
con el solitario deseo de que el tiempo pase?

En días me busco,
en días me encuentro
y en días me suicido.

No me he movido pero no estoy dónde estaba.
Quiero saber si soy verdad o si me engaño.
A veces camino solo,
a veces la soledad me acompaña,
a veces me río de mí,
a veces la risa soy yo,
a veces hablo pero no me escucho,
a veces escucho pero no puedo hablar,
a veces me callo y mi conciencia me escupe
venenos de a cincuenta céntimos la garrafa.

Y todo porque a veces quiero ser yo,
pero a veces me miro y entonces sufro,
y mi corazón hecho papel y lapicero
escribe renglones desesperados.

Mis ojos lloran arena,
mi alma huye perseguida por mí mismo,
mi sangre acaricia la esperanza,
y al tocarla yace costra.
Busco mis manos para protegerme
pero son de humo,
un humo podrido, desdentado y yonki.

Y todo porque a veces
quiero ser yo pero a veces me niego.
A veces no sé quién soy.
Soy cada uno de los lugares en los que he estado.
Soy los caminos que me quedan por recorrer.
Soy los puentes que dinamito cuando me marcho,
que si tengo que volver ya volveré por otro lado.
Soy un sueño en el que tengo una pesadilla por no poder soñar.

Soy lo que me hace llorar
y cuando lloro soy yo,
cada una de mis lágrimas.

Soy los espasmos de una polla sin agujero.
Soy la gangrena en unos pezones de miel.
Soy la tristeza de una paja a oscuras.
Soy una muñeca hinchable buscando un alfiler.
Soy el cartel de aforo completo de un tanatorio.
Soy la resaca de un abstemio de besos.
Soy la Lluvia y soy el charco.
Soy la necesidad de que algún día el amor mueva el mundo.

Hovik Keuchkerian Burgui

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