POESÍA
Bertsolarismo: aquí se canta poesía
Más de 14.000 personas se reunieron el 17 de diciembre en el BEC! de Barakaldo para escuchar poesía improvisada. No hay nada igual en el Estado español. Se trata de la Bertsolari Txapelketa Nagusia y es el punto final de una competición poética que dura cuatro años.
(Este artículo quiere dar a conocer el bertso a personas que no hablan euskera, como yo aún, o que no han tenido la oportunidad de encontrarse con este fenómeno hasta ahora. También para ensayar una explicación de qué es, las relaciones íntimas que establece con la literatura, y para reivindicar su importancia en el panorama literario actual y en el cuidado y la difusión del euskera. Está escrito desde el asombro y el agradecimiento y desde fuera. Ojalá sirva para dar a conocer este extraordinario ejercicio de creación y recepción literarias que es el bertso).
Las presentaciones de libros de poesía alcanzan a la veintena de personas, con un poco de suerte. Las tiradas de libros de poesía de primer nivel no suelen llegar a los mil ejemplares. Lo máximo que puedes recibir después de recitar un poema es un aplauso sin aspaviento, medido. Por eso llegar al BEC! y verlo lleno, y cómo se aplaude, y cómo se patea, y cómo se terminan de cantar los versos que se han comenzado, te cambia la perspectiva, te obliga a reescribir sobre las dimensiones de la recepción de lo poético.
El bertso
No hay más remedio que comenzar explicando con cierta sistematicidad quién es el protagonista de todo esto, cómo es de singular su naturaleza literaria. El bertso es una composición poética, de una sola estrofa, donde los versos pares riman en consonante (o sea, son iguales todas las letras, desde la última tónica). Se cantan siguiendo una de las más de tres mil tonadas existentes, y de manera improvisada. Imaginad un campeonato de improvisación de octavas reales, pongo por caso. Pues el campeonato de bertsos es eso, algo igual de específico y concreto, pero en el que la composición poética no es la octava real, sino el bertso, y es en euskera.
De repente, en el bertso la métrica tiene utilidad, es reconocida. En el espacio del bertsolarismo la pericia técnica más visible se aplaude; la artesanía, la memoria, el vocabulario y la inteligencia se aúnan en la creación poética y son admirados. En un momento de la creación literaria poética donde lo mayoritario es el verso libre —que requiere sin duda de trabajo— nos encontramos con un público que disfruta la rima, que la espera y que la corea. Aquí las medidas del bertso no se entienden como corsé que hacen irrespirable la creación poética sino como trampolín para el vuelo, como demostración de la valía, como cauce de la experiencia estética. Las medidas que se pidieron y se aplaudieron en el BEC! fueron el hamarreko menor (diez versos de arte menor), el zortziko mayor (ocho versos de arte mayor) y el zortziko menor (ocho versos de arte menor). En total, cada bertsolari improvisó y cantó 36 bertsos. Y no sólo se trata de ajustarse a la medida que se pide. Se valora utilizar un tipo de lenguaje, manejar una forma de metáfora, escoger una rima concreta; cantar una tonada desconocida, una clásica, hacer un homenaje o un descubrimiento, versionar una canción actual. Es eso lo que suma en el disfrute: la manera, el oficio, la excelencia.
El acto
En los recitales de bertsolaris el procedimiento suele ser el siguiente: la persona que coordina el evento indica a los y las poetas participantes —bertsolaris— qué tema deben tratar, y en qué métrica. En unos segundos, deben pensar el bertso y proceder a cantarlo. Los bertsos se exigen dentro de diferentes tipos de prueba, lo que dinamiza —y al mismo tiempo complica— el recital: prueba en solitario, prueba en pareja haciendo roles —lo que se llama controversia—, en grupo en bertsos cortos o la prueba de la cárcel. Cada parte puede tener indicaciones diversas, que se suman a las de la métrica: por ejemplo, a punto corrido —en el caso de que entre dos parejas hayan de improvisar una misma estrofa, cantando dos versos cada una, alternativamente y manteniendo un ritmo constante, sin poder parar hasta el final— ; o con arranque forzado, que es cuando la persona coordinadora del evento canta o recita el primer punto, donde ya están incluidos el número de sílabas y la rima. Al principio hay un saludo. Al final, una despedida. Esas dos partes no se puntúan. Es de personas educadas.
En Pamplona dos bertsolaris tuvieron que ser una familia y quien les corta la luz por impago. La cosa no está sólo en improvisar el bertso y cantarlo, sino en ser convincente en tu papel
La controversia en los oficios y la cárcel son las partes más llamativas. La primera porque a la capacidad de improvisación lírica se le suma la elección de una voz, de un oficio. Supone dramatización. Se construyen personajes en unos segundos, que hay que defender como se defienden los personajes de una novela. Por ejemplo, en la última semifinal antes de la final de Barakaldo, que fue en el pabellón Anaitasuna de Pamplona, dos bertsolaris tuvieron que ser una familia y quien les corta la luz por impago. Una vez más, la cosa no está sólo en improvisar el bertso y cantarlo, sino en ser convincente en tu papel, y en sacarle el mayor aprovechamiento posible: no es solo el malo y el bueno, es ponerte en la piel de ambos. El matiz, la búsqueda de lo común, la empatía, el ir más allá del prejuicio y de la fachada, cuenta.
La cárcel es visualmente espectacular. Todos los y las bertsolaris (qué maravilloso el euskera, que no tiene marcas de género) abandonan el escenario y se recluyen en la cárcel, un espacio del recinto insonorizado y aislado. Allí esperan su turno. Cuando sale el primero, escucha el tema, que es muy general, a veces reducido a una palabra, y la indicación de la métrica de los tres bertsos que tendrá que cantar, seguidos, dejando apenas un intervalo de treinta segundos entre ellos. Tiene dos minutos y medio como máximo para pensarlos. Cuando los ha cantado, se sienta en el escenario y se llama al siguiente, al que se le dan exactamente los mismos parámetros. El público asiste en vivo a un momento maravilloso en la creación literaria: el retrato de la voz. Cada bertsolari cogerá el tema por un sitio, escogerá una tonada, seleccionará unas palabras, un tono, un porqué y un para qué. En el Anaitasuna, el tema de la cárcel era “Te has escondido para que no te vean”. En Barakaldo, “Has entrado por la puerta y todos se han callado” y “Hace media hora que un coche te sigue”. Que en cada recital se puedan cambiar las pruebas, los temas y las métricas hace que ningún día pase lo mismo. Es un acontecimiento.
Los temas
¿Y de qué se habla en los bertsos? Los temas propuestos son muy variados, y son elegidos por un comité: algunos recogen la actualidad política y social, otros plantean situaciones humorísticas, otros rondan los grandes temas: el amor, la muerte, el dolor, la libertad, el pueblo, la identidad. En Bilbao y en Pamplona apunté la mayoría. No los titulaban así, como los voy enumerar a continuación, pero sí se planteaban situaciones o se proponían cuestiones que conducían a hablar de ellos: la lengua materna, el derecho a voto, la enfermedad crónica, las raíces, el mercado y el deporte, el trabajo, la ecología, el derecho a huelga, los procesos migratorios, la adopción, la paz. Por supuesto, también están los temas humorísticos, sobre todo en la parte de los oficios con un esquema métrico de verso menor, y en los bertsos a punto corrido: la videoconsola que usa más el padre que la compró a regañadientes que el hijo, el chico que desenmascara a la maga, la pareja que se reúne en secreto en un bar al que comienzan a acudir conocidos y familiares, los compañeros de piso y el poder sobre el mando de la televisión…
La última línea del bertso es lo primero que se fija en la mente de quien lo canta. A partir de él, en los pocos segundos que tienen, se construye el resto. Por eso el final es la apoteosis y el público lo canta
Muchos de estos temas no existían hace cincuenta años. Década a década, poco a poco, se han ido incorporando diferentes intereses humanos, campos de conocimiento, inquietudes. Y, por otra parte, otros han sido ya repetidamente tratados, porque no repetirse es casi imposible. Aquí ocurre como en cualquier creación literaria: temas hay cuatro, no hay muchos más. En lo que consiste entonces la prueba no es en decir, sino en la manera de hacerlo. Terminar un bertso, llevarlo a término, apenas suma: lo hace hasta dónde se sea capaz de llegar, qué aporta.
El aprendizaje
Uno se pregunta, volviendo a los 14.000 —una bengala, una señal— y los miles y miles más que acuden a plazas, frontones, casas de cultura, centros cívicos, auditorios o bares, de dónde sale toda esta gente y de dónde salen los autores y autoras que cantan desde los escenarios. La presencia del bertso en la memoria colectiva data de épocas prehistóricas. Había quienes improvisaban cantos con rima, entre pacharanes y al calor de la chimenea, para reírse de todo y de cualquiera, para cantar los chascarrillos que quizá dichos seriamente no estaban permitidos. Antes como ahora, el rey y la reina permitían inconveniencias en boca del bufón y del loco. Era improvisación lírica en euskera y era, sobre todo, diversión. El primer campeonato se organizó en los años treinta del siglo XX. A partir de los años setenta, se comienzan a crear escuelas de bertsolaris, a cuidar, promover, fortalecer y difundir el bertsolarismo, como cauce para la difusión del euskera y también de los valores del territorio donde se habla euskera, Euskal Herria. Multitud de escuelas de bertsos nacen y se desarrollan, oficiales y alternativas, en los años siguientes, y hoy en día el bertso ha pasado incluso a formar parte del currículo escolar en algunas ikastolas. Para toda esa infancia y juventud, y para todas las personas que cuidan su lengua, el campeonato de bertsolaris es aire fresco, una fiesta, una celebración inolvidable que resuena durante los meses siguientes, y anima. El bertso vive en la tradición y el bertsolarismo de cualquier procedencia la acrecienta, la universaliza, la cuida.
Lo primero que se enseña en las escuelas de bertso es a encajar letras en tonadas. Desde lo más sencillo: se observa cómo el bertso se aúpa a la canción, se armoniza y llega a desembocar al final del camino. Desde ahí, se dirigen a empresas más difíciles, y en todo el proceso se enlaza la tradición propia con diferentes tradiciones de improvisación de otros lugares del mundo, en Latinoamérica, en España, en Inglaterra… Por supuesto, se aprende y se trabaja esforzadamente la mecánica: cada bertso se piensa desde el final, como de manera magistral explicó Asier Altuna en el documental Bertsolari. En una imagen feliz, el director cuenta cómo las huellas sobre la arena comienzan al final del camino, y que el bertso es la manera de desandar hasta el principio. Lo que has de decidir es cómo retroceder hasta ese inicio que se pensó como final. La última línea del bertso (que sería el último verso de un poema) es lo primero que se fija en la mente de quien va a cantarlo. A partir de él, en esos pocos segundos que disponen para pensar el bertso, se construye el resto de la composición. Por eso el final es la apoteosis, por eso se cierra en redondo, por eso la emoción suele explotar ahí, y por eso el público lo canta.
El cuerpo y el bertso
Termino este breve acercamiento al bertso, a partir de la final de Barakaldo, con un último apunte: la importancia del cuerpo —el cuerpo nos salva— en el bertso. Recuerdo tres momentos en los que la presencia del cuerpo y la manera de disponerlo en el espacio resultaban tremendamente simbólicas. Uno es el más obvio, del que más se habla: la manera de estar de los cuerpos en el público. El silencio, la atención, la espalda receptora, la tensión en el cuello, el canto que corea el final del bertso, el aplauso y el pateo; el correr de algunas personas del público también, entre bertso y bertso, para salir fuera a descansar o hablar, en el mínimo tiempo posible. Mientras se canta no se puede salir ni entrar, porque estar en silencio y sin moverse es una muestra de respeto, que supone crear las mejores condiciones para recibir lo que se da en el escenario. Es difícil perderse y no valorar algo que se acoge de esta manera. Las fotografías de Uxue lo ilustran de manera excepcional.
Se podría coreografiar la creatividad en ebullición. Son segundos en los que el bertsolari mira al suelo, gira el cuello, otea el horizonte y ve cómo viene la rima, entonces la recoge y la canta
La segunda imagen es la del cuerpo que piensa el bertso. Tengo para mí que el proceso de creación no ha sido fotografiado apenas. Tenemos imágenes de escritoras escribiendo, recitando y recibiendo premios, pero me vienen a la mente muy pocas imágenes de escritoras o escritores pensando. En las sesiones de bertso hay un lugar para eso y sucede en público. Son segundos en los que la persona que tiene que cantar el bertso mira al suelo, al infinito, busca la rima girando el cuello de izquierda a derecha, parece otear el horizonte y vislumbrar cómo viene, cómo está llegando, y entonces la recoge y la canta. Se podría coreografiar este movimiento de la creatividad en ebullición. Se escucha el rumor de la intuición, el traqueteo de la maquinaria léxica, la inteligencia en marcha.
Y la tercera es la de los cuerpos de quienes van a cantar cuando atraviesan el espacio para dirigirse al escenario. No entiendo la potencia que emana de esta imagen, porque son sólo personas caminando, con sus abrigos, con las manos en los bolsillos. Vienen de los laterales de la sala o del fondo. Quizá sea su aspecto de personas normales o la energía de las miradas sobre sus pasos, o que todo lo que pasa está hasta arriba de respeto y admiración y nervio. Algo de eso debe de haber. Hay música. No hay iluminación especial, no hay focos. Gente que escribe, canta y camina. No dejo de pensar en la cara de concentración de Maialen Lujanbio, justo antes de cantar por última vez para ganar la Txapelketa 2017, llegando entre sombras desde el fondo a la izquierda, con el abrigo negro, como si viniera de la tormenta. Una persona con un poder.
Bada ordu erdi auto bera atzetik duzula – Hace media hora que un coche te sigue
(Bertsos de la segunda cárcel de Maialen Lujanbio)
Esan ziguten hau zala
Nos dijeron que esto
Pagotxaren erresuma
era el reino de la ganga
Baina gaueko lanean
pero aquí nos encontramos nosotras,
Hemen gabiltza zer suma
a la expectativa en la noche.
Negu hotzean jantzi gutxiz
En invierno, con poco vestido
Dijoa gure jarduna
realizamos nuestra tarea.
Lanerako da gaua ta
Para el trabajo es la noche,
Lanerako da eguna
para el trabajo es el día;
Nolabait salbatzen degu
de una u otra manera
Gure presente zurruna
salvamos nuestro rígido presente…
Biharra etorkizuna
El mañana, el futuro,
Guretzat beti lurruna
siempre es vaho.
Gizon bat dijoa txofer
Conduce a mi lado un hombre
Nigatik ordaindu duna
que ha pagado por mí;
Eztakit bera ala ni
no sé si es él o soy yo
Hemen nor den erruduna
quien es aquí culpable.
Miribillako rotondan
En la rotonda de Miribilla
Errekarriz errekarri
como un canto rodado
Bezelaxe egin ditut
he dado
Mila buelta errukarri
mil vueltas dignas de lástima.
Geratzen dira kotxeak
Los coches se paran,
Ta gu begira elkarri
y entonces nosotras nos miramos.
Beraiek etorri esan
Nos dicen que vayamos.
Ta guk dirua ekarri
Traed el dinero, contestamos nosotras.
Nahi bezelako bezero
No suele haber
Atseginik ez da sarri
clientes simpáticos;
Ta askotan gisan orain
nos encontramos frecuentemente
Autoan estu ta larri
en apuros en uno de estos coches.
Ertzain auto bat atzetik
Llevamos detrás a un coche de ertzainas
Eta sirenak aldarri
con las sirenas a modo de pregón.
Baietz bera libre utzi
Estoy segura de que él se acabará librando
Ta niri isuna jarri
y seré yo a quien multen.
Nerbioi ertza San Frantzisko
Por el borde del Nervión, San Francisco,
Merzedetik ta Somera
Merced y Somera,
Hor doa gure ihesa
ahí va nuestra huida,
Ta ihesaren errobera
y la rueda de ésta.
Nere animoak dabiltz
Mis ánimos andan
Orain gora, gero behera
ahora arriba, después abajo…
Nere ezkerreko jaunak
El señor de mi izquierda
Ez dirudi oso onbera
no parece demasiado clemente.
Ta ertzainak harrapatzen
Y aunque los ertzainas
Ez bagaitu ere zera
no nos pillen,
Pentsa zenbaterakoa
pienso en cuál será
Izango dudan plazera
el beneficio que sacaré de esto.
Horrelakotxea baita
Pues así es
Gu, prostituton papera
el papel de nosotras, las prostitutas:
Irabazten dugula ere
aunque ganemos
Galtzen ateratzen gera
salimos perdiendo.
Traducción: Haizea Beruete Lopetegi
(Agradezco a Haizea su trabajo profesional no remunerado como traductora personal, en el bertsosaio de Plaza de la Cruz y en el Anaitasuna, y por su paciencia para responder todas mis dudas. A Uxue, que además de hacer las fotografías del BEC! también se prestó a traducirme simultáneamente lo que ocurría y se cantaba en otro bertsosaio. A Amaia y al equipo de prensa de la Txapelketa por darme todas las facilidades para sacar adelante este artículo. A Arkaitz e Ixiar, responsables de la Betsozale elkartea, por atenderme en una entrevista veloz en el descanso de la final y durante la escritura de este texto).