Ha comisariado y coordinado proyectos poéticos para varios festivales, realizado conferencias de gestión cultural en festivales europeos y latinoamericanos y realiza el management para varios autores de su editorial.
Todo su trabajo a nivel de librero, editor y gestor busca intentar mostrar las diferentes facetas de la poesía, acercarla al gran público y conseguir sacar a la luz todo aquel trabajo interesante que se realiza en ambos lados del Atlántico.
Ahora que apenas quedan dos semanas para la nueva edición del festival POETAS, que tendrá lugar los días 2 y 3 de junio en Matadero (Madrid), aprovechamos para que nos cuente un poco más sobre el festival y sus proyectos como librero, editor y gestor cultural.
Empezaste la editorial Arrebato en Barcelona hace casi veinte años. ¿Cómo fueron los comienzos? ¿Cuál fue el acicate o el contexto que os impulsó a comenzar una editorial?
Arrebato empezó en un arrebato, un impulso entre cuatro amigos que escribíamos y dibujábamos. Desconocíamos absolutamente todo acerca del mundo de los libros, nos gustaba leer, ver películas y tomar cervezas mientras. Así, un día, tras ver la película Arrebato de Zulueta, decidimos crear nuestro propio fanzine. Duró tres años y posteriormente me vine a Madrid. En el 2004 abrí la librería en Malasaña, y un día vino Peru Saizprez con su libro autoeditado invitándome a ver una de sus lecturas que en aquel entonces hacía en varios bares de Lavapiés. Cuando lo vi en el escenario, tuve claro que eso era justo lo que siempre había querido editar. Y ahí empezó todo.
En una entrevista decías que escribías poesía, pero que ya no la escribes. ¿Qué pasó o está pasando con el Pepe Olona poeta?
(Ríe). Pues fundamentalmente que no tengo nada que decir. Escribía mucho, impulsivamente, sobre todo cuando me consideraba lo más importante del mundo. Mi último verso lo escribí en el mismo momento en que mi primer hijo asomó la cabeza en este mundo. Ahí sentí un click y tuve claro que yo ya había pasado a un segundo plano. Desde entonces, pongo toda mi energía en ayudar a las grandes poetas y amigos que tengo a mi lado.
¿En qué momento decidiste dar el salto y tratar de «profesionalizar» esos proyectos en torno a la poesía, con la gestión de eventos, la librería, la editorial…? ¿Qué te llevó a ello?
La poesía siempre se ha asociado a un hobby, a un pasatiempo que se combina con otra vida, la auténtica. El reto de dar este salto era que el hobby se convirtiese en mi vida, única y real. Coincidió con el nacimiento de mi primer hijo, ese hecho me dio mucha energía y sabía que tenía en mis manos una única oportunidad que si se escapaba difícilmente podría volver a tener. Creo que todos los que estamos dedicándonos de un modo u otro a la literatura tenemos que poner una línea roja infranqueable que es no hacer nada sino está retribuido.
¿A qué te dedicabas profesionalmente antes de eso?
Soy licenciado en Psicología, y durante mis estudios vendí escobas y fregonas puerta a puerta, trabajé de camarero en bares, discotecas y bodas, fui aparcacoches en un restaurante de Barcelona, trabajé de peón en una empresa metalúrgica, secretario de un informático loco, de corrector de encuestas y lo último antes de abrir la librería fue hacer la selección de personal para una ETT. Ahora, a parte de librero, editor, distribuidor, manager y gestor cultural, ejerzo como nunca de psicólogo con los clientes de la librería.
A ese salto «profesional» le siguen las doce ediciones que ya van del POETAS, ¿cómo ha cambiado el festival en todo este tiempo?
Desde Barcelona tenía claro que quería hacer un festival en esa línea, una vez en Madrid y tras establecer una amistad con Peru y ambos teniendo como referencias los festivales del Yuxtaposiciones dirigido por Ajo en la Casa Encendida y el previo de POÉTICA del Festimad, nos lanzamos. Los cuatro primeros fueron itinerantes, pasando por sitios tan míticos y ya desaparecidos como La Cafetería de los Cines Alphaville, la Agencia de Publicidad Delvico o la sala de arte Offlimits. Tras esa edición y a punto de rendirnos, llegó Andrés Pérez Perruca y nos dio el impulso que necesitábamos, acogiéndonos en Casa de América, a su vez, gracias a la Asociación que establecimos con AECID nos permitió cruzar el Atlántico y realizar ediciones exteriores en países de América. Ahí ampliamos el equipo uniéndose Fabio de la Flor, Jorge Álvarez y también con las colaboraciones de Javier de la Rosa y Eduard Escoffet.
Ese momento fue el primer paso de la profesionalización del festival y en aquella edición de 2009 sumamos a las actuaciones la Feria de Editoriales Indómitas. De hecho fue ésta la causante, tras cuatro ediciones en Casa de América, de buscar un espacio más grande. Pasamos de la mano de Pablo Berástegui a Conde Duque y tras dos años, al cumplir nuestra 10ª edición decidimos parar, reflexionar y dejar que el tiempo no nos quemara de más. Ahí, nos apeteció pasar a organizar un festival más diurno y festivo, fue cuando hablamos con Matadero Madrid, nos cortamos la coletilla de km2, pasándonos a llamar solo POETAS y establecimos esta maravillosa colaboración hasta día de hoy.
En el festival existe un vínculo muy fuerte con Latinoamérica, ¿podrías contarme qué interés hay en ello, qué necesidad de vínculo encuentras?
Organizar un evento de estas características no aporta mayor beneficio que ser un punto de apoyo para poetas, editores y gestores. La colaboración con festivales internacionales, por un lado con América y a partir de este año también con los festivales de poesía de Europa, gracias a la unión con la plataforma Versopolis, nos permite ampliar esa red. Más allá de trabajar para una actuación de 30 minutos en un escenario, buscamos aportar contactos para futuras actuaciones en otros festivales, traducciones con editoriales extranjeras o crear nuevos eventos poéticos. Gracias al apoyo de varias instituciones como AC/E se nos está permitiendo realizar ese trabajo.
Lo mismo ocurre con el vínculo interdisciplinario. ¿Cómo es el proceso de elegir el plantel que va a formar parte del festival?, ¿cuáles son los criterios o la intención que hay detrás?
El hecho de llamarnos POETAS pero no ser un festival de poesía al uso creo que define muy bien el fin de nuestra programación. Para nosotros, la poesía se encuentra de muchos modos y en muchos sitios, más allá de los versos impresos en un libro. Por un lado, hay un conjunto de poetas a nivel nacional e internacional que conciben la poesía desde un punto de vista oral, eso nos atrae. Por otro, diferentes artistas de múltiples disciplinas tienen un enfoque claramente poético, bien por la sensación que transmiten sus espectáculos, bien por el uso que hacen del lenguaje… ahí es donde nosotros ahondamos y es donde nos sentimos cómodos. También es más divertido acudir a un evento de todo un día en el que suceden propuestas variopintas que si solo encuentras lo mismo repetido cien veces. Por último, el objetivo número uno a la hora de la programación es mostrar propuestas desconocidas por el público.
¿Cómo ves la escena de los festivales de poesía en España?
Muy bien, en general ahora mismo estamos viviendo un momento dulce en cuanto a cantidad de programaciones, espacios, editoriales, poetas… hay mucha gente trabajando en varias líneas en varios sitios y cada uno puede elegir dónde ir y dónde sentirse más cómodo. Creo que toda esta escuela que se ha generado y se está generando ahora mismo desembocará en propuestas de calidad en las próximas generaciones.
¿A nivel internacional, qué destacarías en la escena de festivales y eventos? ¿Crees que afuera se potencia más una poesía más performativa, musical, interpretativa…?
A nivel internacional no es oro todo lo que reluce. La frontera infranqueable de pagar honorarios, lamentablemente, fuera no la cumple prácticamente nadie. En Europa hay algunos festivales que me gustan, Latinale de Berlín, Ledbury del Reino Unido (su directora vendrá este año al festival), Poetry & Words del Glastonbury… en general suelen ser festivales más clásicos. De nuestra experiencia en América Latina nos ha gustado mucho el Festival de la Palabra de Puerto Rico, sobretodo su trabajo con los escolares en el viejo San Juan. Por supuesto, el Festival de Medellín, pero lo mismo, suelen tener un enfoque mucho más clásico, concibiendo al poeta al uso. Yo personalmente, suelo visitar más festivales de música y performance que de poesía como tal.
¿Podrías darme algunos ejemplos de esos festivales de música o performance que te influyan?
El festival de referencia para mí es el Sonar, por su calidad a la hora de programar y descubrir a nuevos artistas, por la imagen y su organización, aunque para mí su mejor época fue cuando estaban en la Mar Bella. Luego, hacemos un trabajo los cuatro miembros del festival en descubrir a nuevos artistas en festivales y ciclos de todo el mundo. En Portugal, Inglaterra, Italia… lamentablemente no podemos viajar a todos ellos pero hoy por hoy con sus webs y links a vídeos descubrimos a muchos artistas.
¿Y cómo ves la escena poética y editorial en Madrid?
Muy bien. Cuando nosotros arrancamos, era difícil encontrar a tantos poetas y editores como ahora. Creo que varios factores han empujado para que haya hoy esta cantidad de propuestas; por un lado el nacimiento de las redes sociales, por otro la facilidad de editar con las mejoras de las imprentas digitales y por otro, el trabajo que estamos haciendo muchos en el día a día. Hay que añadir a las librerías, hay una nueva generación de libreros de viejo, una nueva oleada de librerías enfocadas a las publicaciones más outsiders, también las ferias como la de Mutantes de la Casa Encendida, que eran impensables hace unos años y también el espacio que ahora los libreros dedican a diario para realizar eventos, presentar libros… No nos queda otra que seguir y crecer.
Para terminar, ¿cómo te imaginas, no solo POETAS, sino todos los proyectos que tienes entre manos, dentro de diez años? ¿Tienes en mente alguna idea nueva?
POETAS como tal tiene que irse de nuestras manos y pasar a un nivel de ciudad, eso sería lo que nos gustaría y por lo que estamos trabajando; su futuro dependerá si conseguimos que entre capital privado, ya que con el dinero público se hace imposible la supervivencia. Acerca de la librería en diez años espero que siga donde está aunque seguro habremos crecido en cantidad de ejemplares, nuestro límite físico está en los 15000 y ahora mismo andamos por los 13000 de media. Como editores, distribuidores y management de poetas tenemos muchos proyectos de futuro en los que ya estamos trabajando a corto y medio plazo. Y como organizadores de eventos poéticos en el 2019 arrancaremos nuevos proyectos que espero se consoliden. Sí me gustaría poder realizar más acciones poéticas vinculadas con la sociedad, locuras e intervenciones artísticas, como por ejemplo la del colectivo chileno Casagrande que inaugurará el 31 de mayo la edición de este año de POETAS, con el bombardeo de 100.000 poemas soltados desde un helicóptero en la Plaza Mayor de Madrid.