Los chicos rebeldes
se han vuelto tiernos con la edad
se emocionan leyendo poemas,
circulan lento
frente a los escaparates del pasado
han abandonado el gusto por las citas
y envejecen con cierta elegancia.
A sus novias ya no les dicen tías
les llaman corazón,
han aprendido a lavar la ropa,
a planchar y a doblar
con cuidadoso acierto
cada uno de sus errores.
A los chicos rebeldes
el amor ya no les quita el sueño
pero no podrían vivir
ni un sólo día sin amar,
hacen trampas con el tiempo
pero tienen los días contados.
Los chicos rebeldes saben
que ya no volverán a caminar
sobre ninguno de sus propios pasos
por eso ahora cada caricia
es siempre la primera
cada beso el último beso.
Ya no persiguen ni se dejan perseguir
son incómodos frente a la ambición
aman las causas perdidas
y nadan contracorriente.
Los chicos rebeldes con la edad
toman pastillas que no les drogan
drogas que no les matan
y mueren un poquito cada día
sin perder ni ocultar
el brillo errático de sus miradas.
Los chicos rebeldes
han aprendido a despedirse
sin decir adiós
se van sin hacer ruido, ni dejar rastro
solos, siempre solos
con el mundo dentro.