El oxímoron estimula el cerebro
Demuestran el poder sugestivo de las figuras retóricas para estimular la actividad cerebral.
Los investigadores han utilizado «monstruo hermoso» como oxímoron. [Angels / SINC]
Silencio atronador, paz armada, sueño despierto, noche blanca… Desde siempre los humanos han utilizado figuras retóricas para convencer, infundir valor o seducir: los políticos en sus discursos, los generales en sus arengas y los amantes en sus poemas. En concreto, el poder de las palabras hábilmente combinadas se conoce desde la Grecia clásica. Ahora, los científicos han logrado medir la capacidad de una figura literaria para generar actividad cerebral en las personas.
En la parte frontal del cerebro
Una de esas figuras retóricas es el oxímoron, término bajo el que se entiende una combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Los investigadores del centro Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) han demostrado que dicha combinación de palabras genera una intensa actividad cerebral en el área frontal izquierda del cerebro, fenómeno que no se produce cuando se trata de una expresión neutra o incorrecta.
Nuestra investigación demuestra el éxito a nivel retórico de las figuras literarias, y la razón de su efectividad es que atraen la atención de quien las escucha, explica Nicola Molinaro, autor principal del estudio. Se reactiva la parte frontal del cerebro y se emplean más recursos en el proceso cerebral de esa expresión. Molinaro señala que el resultado de los experimentos se relaciona con la actividad que requiere procesar la abstracción de figuras retóricas como el oxímoron, que tratan de comunicar cosas que no existen.
Para la investigación se escogió de entre todas las figuras retóricas el oxímoron, por su fórmula sencilla de construir, característica que a su vez facilita la medir con precisión la actividad cerebral que genera. No ocurre así con otras figuras más complejas, como las metáforas.
Monstruos solitarios, geográficos y hermosos
Molinaro y los investigadores Jon Andoni Duñabeitia y Manuel Carreiras, este último director del BCBL, idearon varias listas de expresiones incorrectas, neutras, oxímoron y pleonasmos (vocablos innecesarios que añaden expresividad). En todas ellas emplearon el mismo sustantivo como sujeto: la palabra monstruo.
Así, algunas de las construcciones utilizadas fueron monstruo geográfico como expresión incorrecta, monstruo solitario como expresión neutra, monstruo hermoso como oxímoron, y monstruo horrible como pleonasmo. Se mostraron dichas listas a personas de entre 18 y 25 años. Mediante electroencefalograma se midió la actividad de sus cerebros cuando procesaban las expresiones.
Los resultados muestran que cuanto menos natural resulta una expresión, más recursos se requieren en la parte frontal izquierda del cerebro para procesarla. En este sentido, la expresión neutra (monstruo solitario) fue la que menos recursos cerebrales requirió. En cambio, ante la expresión incorrecta (monstruo geográfico), el encéfalo reaccionó 400 milisegundos después de percibirla, al detectar que existía un error.
Sin embargo, en el caso de los oxímoron (monstruo hermoso) fue a los 500 milisegundos de percibirse la expresión que los investigadores registraron una intensa actividad cerebral en la parte frontal izquierda del cerebro, área relacionada en los humanos con el lenguaje y muy desarrollada en comparación con otras especies. En el caso del pleonasmo (monstruo horrible), la actividad cerebral de los probandos aparecía mayor que en el caso de la expresión neutra, aunque menor que en el oxímoron.
Ante los buenos resultados del trabajo, el centro BCBL ha decidido ampliar el estudio de este campo. Molinaro ha comenzado a repetir el experimento, pero esta vez mediante resonancia magnética con el fin de obtener imágenes de la actividad cerebral cuando las personas procesan figuras retóricas. El nuevo estudio se centra en las conexiones que se originan entre dos áreas muy implicadas en el procesamiento del significado: el hipocampo y el área frontal izquierda.
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Fuentes: BCBL/ SINC